Esta es una campaña de COCEMFE y su Movimiento Asociativo, enmarcada en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad (3 dic), que señala los cambios que necesita la Ley de Propiedad Horizontal para asegurar que las personas con movilidad reducida puedan salir de sus casas de forma autónoma. En España más de 1,8 millones de ellas precisan la ayuda de otra persona para salir de su casa y alrededor de 100.000 personas no pueden hacerlo nunca porque no disponen de esta ayuda.

• Esta ley plantea que tendrá carácter obligatorio la realización de obras para garantizar la accesibilidad universal siempre que el importe repercutido no suponga “una carga desproporcionada”, es decir, que no exceda de 12 mensualidades ordinarias de gastos comunes, lo cual, provoca que obras como la instalación de ascensores no sean de carácter obligatorio al superar, generalmente, estas 12 mensualidades.

• Obligatorias también si con ayudas públicas se sufraga el 75% del importe de las mismas. (Según se indica la última modificación del RDL 7/2019 de 1 de marzo, de medidas urgentes en materia de vivienda y alquiler).

• Esas ayudas públicas a las que hace alusión la norma, solo las reciben el 10% de las comunidades que deciden llevarlas a cabo.

• Por lo tanto, a la hora de la verdad, en muchas ocasiones, las comunidades de vecinos no quieren/pueden hacer frente a las obras de accesibilidad necesarias al no ser obligatorias y carecer de financiación suficiente.

Resulta exasperante seguir teniendo que exigir que se garanticen sus derechos. La sensación de verse presas en sus hogares es tan real y precisa, que es difícil encontrar un testimonio que no utilice esa comparación. Tomamos ese punto de partida de la comunicación realizada años atrás, con la intención de conservar su esencia, muy interiorizada por la "tribu COCEMFE.” Lanzando una nueva mirada a la problemática pero sin perder de vista las demandas sobre la reforma de ley y trabajando el fondo de la cuestión.

#UnaCasaDeLaQuePoderSalir es el concepto sobre el que apoyamos la campaña, funcionando como un mensaje de demanda política hacia quienes han de legislar. Un concepto de colectivo que nos habla meridianamente de accesibilidad.

Para construir la comunicación recurrimos al ascensor, símbolo de accesibilidad en los edificios. La reforma que habitualmente más se necesita y que queda imposibilitada por el presupuesto que implica y la falta de empatía y voluntad política. Tener un ascensor, una rampa y demás medidas de accesibilidad, puede ser la diferencia entre el confinamiento, y poder salir y entrar de casa para llevar una vida normal, llena de planes y actividades cotidianas.

Nos echamos a las calles y portales con el equipo de comunicación de COCEMFE para realizar una acción en diferentes ascensores de edificios vecinales de Madrid, colocando nuestra propia versión de los míticos carteles de “ascensor averiado” y grabando las reacciones de vecinas y vecinos. El vídeo resultante era la pieza principal y el pistoletazo de salida de una campaña que se extendía durante la semana previa al 3 de diciembre.

La campaña gráfica muestra diferentes personas con diversas discapacidades haciendo su vida gracias a que tienen ascensor: una estudiante con silla de ruedas, un jubilado paseando con una pierna protésica y una mujer en una oficina que necesita ir con una bombona de oxígeno. Estas piezas más emocionales se acompañaban de otras que profundizaban en las reformas de ley y las propuestas desde la organización, mientras jugaban con los botones del ascensor.

Por último involucramos al movimiento asociativo de COCEMFE con una acción participativa en Instragram que aprovechaba el extendido hábito de hacerse fotos frente al espejo del ascensor.

La campaña obtuvo un buen impacto, dentro de sus posibilidades presupuestarias, y supuso nuestro primer proyecto junto al asociacionismo de la discapacidad.